Las
brujas se extinguieron como consecuencia del progreso, así, la tala inmoderada modificó
tanto los ecosistemas, que cada vez fue más difícil conseguir plumas de ave
fénix, o lágrimas de salamandra. Los ungüentos dejaron de usarse para volar al
Sabbat y terminaron por convertirse en cremas de belleza. Mientras tanto, la
escoba de cerdas plásticas empezó a dificultar el vuelo, que dejó de
practicarse finalmente con la invención de la aspiradora. Pero nada tan decisivo
para la extinción de las brujas como la sustitución del caldero por la olla de
teflón.
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