jueves, 12 de diciembre de 2013

De incompatibilidades


A simple vista no parecían una pareja tan distinta respecto a las demás, la relación era reciente y con frecuencia se les veía caminar, reír y hablar; el conflicto radicaba en la personalidad de cada quien, porque aunque afines, Samanta era la calidez de un sol, el canto de un ave matinal, ella era verde y amarillo, una cosecha de trigo. No podía ser de otra forma, ¿cómo más podría ser la personalidad de una pistola de juguete que dispara agua? Incluso sus disparos tenían un efecto refrescante, por eso no era cauta al disparar. Regina en cambio era más como la intrigante pluma fuente colocada siempre en el mismo lugar, se especula su año y origen, pero nadie la inspecciona, no tiene caso; si resultara sólo un artefacto funcional para qué molestarse, y si por el contrario fuera algún tipo de reliquia, media vuelta y a olvidar el tema. Pero Regina también podría ser esa cajita de lata sobre la repisa más alta de la cocina, la decorada con flores de lis o cristales de nieve, y ocasionalmente el silencio de las once am deja oír una discreta fricción metálica, pero casualmente nunca hay nadie cerca que testifique lo que guarda en su interior. No podría ser de otra forma uno de los últimos revólveres de su serie, que ya casi nadie usó. Regina es un arma siempre cargada que pasa por un revólver de juguete que imita a uno real.