domingo, 21 de noviembre de 2010

Calle san Martín

Doblo la esquina azul de la razón
Tú no me entiendes
Un tal Praxis y una fulana de nombre Sophía
Conozco de mucho tiempo atrás
Conozco igual a muchos otros
Sophía atesora conocimientos
Entra y arrebata como un huracán
El tal Praxis es un metódico cínico
La compañía de Rosa y de Abracadabra la deseché recién
El pensamiento es un embustero
Y las creencias son telarañas
Limpié mi casa de mentiras
Y hallé a un sofista entre escombros
Al salir a la calle desierta de sal
Hay parado un hombre que no me entiende
Tú no me entiendes…
Dobla la calle san Martín
Y en la esquina cóncava
El encuentro se pierde
El pavimento oceánico
Hace que pierdas la razón
Tu estatua muerta de caos me empuja
Al asqueo de mi náusea furibunda.
Las teorías son un montón de palabras
Tiradas en una acera en espera del camión recogedor.
¡Ya veamos eclipse!
Me dice en eco un tipo loco
Neófito querido
Polvareda que se levanta a mi voz de viento
Recorramos la caótica civilización
Estruendosa cascada de sofismas son tus palabras
Si entendieras que no hay nada qué entender
Cederías a esa verdad mentirosa
¿Dónde está ese titánico perro putrefacto
Que encontramos una tarde dos félidos?
¿Qué pretendes maldito eco de existencia?
Todos se aferran a una vida que no tendrán siempre
Nada se tiene y nada se detiene
Ese Feli no sería tuyo siempre…
Te he dicho en sueños clavados
Al cristal de una ventana noctámbula
Y de tejado en tejado busco esos cuernos de plata
Pendientes de un papel etéreo,
Acaso aretes de la ciudad…
Ya persistente Sophía me sacude por los hombros
Pero no la escucho más,
Escucharte tampoco es trascedente ya
No hay nada qué entender
No hay nada qué pensar
Los poseídos de esa mentira
Que llaman felicidad
Son zombis esclavos de algún editor rufián
Que clava su tinta en la eternidad
La vida horriblemente llana
Retumba en un asidero de escollos lastimosos
Saquemos hermana, la bandera blanca
Que yo también conocí a Rosa y a Abracadabra,
Si la cantidad marca la razón
No tenemos nada más qué objetar
Murmuran los faroles burlones,
Ríen del insecto que hipnotizado
Busca su muerte
Todo va hacía su propia destrucción
Bien lo entienden
Esas crueles hermanas que juegan ping pong
Con nosotros
Redondos y blancos…
Nosotros los insectos que vamos
Hacia la irremediable destrucción.
Lanza Vida la pelota estúpida
Muerte la recoge triunfante
A veces tarda en llegar
Otras…
Vas con una prisa de gran propulsión
¿Voy rápido yo?
Camino por la calle san Martín.
Un tal Alejandro se precipitó demasiado en sus conquistas
Sus conquistas fueron las de la muerte de velo blanco
No debiste cortar el nudo Gordiano
No debiste Alejandro…
Quiero desviar mi camino
No sé si de algo me sirva,
Las fuerzas de la física son inexorables
Pero quiero permitirme ese capricho
Antes de doblar la esquina
Del espiral rectilíneo
Y encontrarte y no encontrar nada.
De frente por la calle san Martín:
Hola Sophía…
Hola Praxis…
Hola Rosa…
Hola Abracadabra…
Hola cuentos de hadas…
Hola amor,
Cielo mío clavado de una ventana,
Que vas unido a la procesión
De sombras luminiscentes que no reconozco ya,
Los encuentro a mi paso
En un deambular eterno por la calle san Martín
Pasan junto a mí ustedes, extraños amigos
Mis pasos se dirigen en muertas pisadas de azúcar
Hacia un amigo y una hermana.
Un gato con la cola levantada junto a mí me espera
Un gato de cuando yo fui gato.

martes, 9 de noviembre de 2010

Más allá de las ventanas del alma




Ella vive en un mundo suburbano. Se levanta cada día a la misma hora y sus actividades matinales, son mecánicamente sonambulescas. Aunque la luz fluye en ella, no traspasa los límites corpóreos del alma.
         Se contenta con prepararse un café y asomarse al balcón. Observa el sol despuntar. Y parece revitalizarse con la energía de los primeros rayos. Es una mujer solar.
         Le es posible ver más allá del simple balcón, ve otras casas, otras habitaciones, otras vidas. Ninguna como la suya.
         Una ventana abierta puede contar mucho de la vida de su habitante. Sus pertenencias describen sus hábitos y creencias, incluso su forma de ver la vida. Pero no es hasta con los últimos rayos crepusculares, cuando realmente es posible percatarse de la vida de los otros, cuando la luz natural es destronada por la electricidad y ésta permite ver con mayor presición lo que hay dentro.
         Justo en frente hay una casa muy pulcra, estéticamente limpia, sólo se ve en ella lo necesario; pero en su segunda planta se ve una recámara pintada de rosa y azul claro, con ilustraciones de hadas y duendes pegadas en la pared frontal, una cama con edredón de princesas, lámparas rosa y peluches por doquier. Ahí duerme una niña, de quince años talvez, nadie menor de quince años puede estar tan empapada en el imaginario mundo de las princesas medievales y sus respectivos seres imaginarios, si no una de más edad, a menos que disfrute demasiado del mundo de las letras. Sus padres son estrictos y tratan de reprimirle su libre albedrío e identidad, es por eso que se empeña en escapar de la realidad colectiva.
         A la derecha hay otra casa, parece del todo normal, salvo que en su ático se encuentra una alcoba con maquetas e instrumentos propios de arquitectura, todo puesto en su lugar exacto, relojes en cada rincón; ahí pernocta un joven arquitecto, al cual no le gusta lo que estudió. Si le gustara no tendría cuadros de Dalí y Miró colgando de las paredes, ni bocetos de autoría propia. Le gusta la pintura, ama las artes plásticas.
         A la izquierda de la casa frontal, se encuentra un edificio de departamentos. En el segundo piso se ve una ventana siempre oscura, pese a lo cual es posible ver muchos arreglos florales, tanto artificiales como naturales y, todos ellos son de plantas silvestres, la habitación es rústica, con papel tapiz simulando madera. Pertenece a una joven de no muchos años, que vive sola y añorando el campo. La ciudad la cohíbe y horroriza. Sin duda vive aquí por necesidad.
         En el piso siguiente de ese mismo edificio, la ventana deja entre ver algunas fotografías de su habitante – también femenina – y otras de modelos conocidas, varios espejos de distintos tamaños, y el ropero entre abierto permite ver gran cantidad de ropa de moda. ¿Acaso hay algo más qué decir?
         De tantas vidas que hay en la ciudad, sólo unas cuantas le son posibles conocer a la mujer solar. Como le hubiera gustado a ella ser Helios. Talvez lo sea.

sábado, 6 de noviembre de 2010

Caleidoscopio. El azul traslúcido de tu mirada.


“Me encanta el azul traslúcido de tu mirada” le había dicho esa noche junto al estacionamiento del cine y ahora, después de más de un año, extrañamente se acordaba, como si hubiera sido la noche anterior.
         Sus recuerdos se habían despertado quizás con el paso de aquel perro amarillo que ahora veía desde su balcón.
         De pronto, el tiempo estaba transcurriendo de manera diferente en su vida, más rápido que en la vida de una persona ordinaria. Era como si un año suyo fuera equivalente  a siete de la vida de los otros. El caso es que no lograba asir el tiempo… Maintenement je ne suis l´otre.
         Esa mañana se habían encontrado por casualidad, él se había acercado a ella y extrañamente la olfateó de manera profunda, ella, desconcertada, respondió con el mismo raro saludo. Empezaron una conversación que algún tiempo después, ninguno pudo recordar sobre qué.
         Anduvieron caminando sin rumbo fijo por algunas horas hasta que finalmente llegaron al cine.
-      ¿Quieres que entremos? – le había preguntado él.
-      No creo que nos dejen entrar – fue toda la respuesta de ella.
Siguieron caminando hasta pasar por el estacionamiento, donde, viendo una baranda que daba hacia el mirador, se sentaron con nostalgia a ver los cerros detrás de la ciudad. Estuvieron largo rato en silencio, sólo viéndose. Me encanta el azul traslúcido de tu mirada, dijo ella por fin, él no comprendió sus palabras, “traslúcido”, nunca había escuchado él tal palabra, pero en la voz de ella, la encontraba armoniosa y hasta poética, aunque tampoco entendiera de música o poesía.
El silencio de él lo dijo todo. Era hora de despedirse. Ella se levantó y él intentó detenerla, pero ella, dándole un beso, a la manera de él, se le separó luego y le dijo que era imposible que volvieran a verse. Entonces ella se paró en dos patas y, ante los ojos atónitos de él, fue adquiriendo la forma de una mujer.
Sólo hasta ese instante, aquel perro amarillo fue capaz de comprender algunas cosas.

miércoles, 13 de octubre de 2010

Manifiestos Chiapanecos

Es alarmante el índice de analfabetismo en la Ciudad de México, también conocida como Chilangolandia. Se efectúa un desglose de este hecho mediante los siguientes manifiestos:

Manifiesto uno:
Un 96% de la población chilanga es analfabeta.

Manifiesto dos:
Pregunta a 100 chilangos reales: ¿Cuál es el estado de la república mexicana colindante con Veracruz, Oaxaca, Tabasco y el Océano Pacífico? 96 de ellos responden "Chapas" cuando deben decir CHIAPAS.

      Conclusión: Ignoran que la única letra muda del alfabeto es la H.

      Apartado A:
De los 96 encuestados sólo 10 declaran tener problemas de vista. Eso es alarmante, pues se deduce que los 86 restantes no saben leer, pues suprimen la I.

     Apartado B:
Continúa la incógnita de por qué no dicen también "Chuhuahua".

Manifiesto tres:
Emprendamos pronto una cruzada alfabetizadora en Chilangolandia antes que la articulación de la I desaparezca.

miércoles, 6 de octubre de 2010

Nuestra historia mientras buscas

Estaban, junto a las llaves de la puerta interior de la casa de enfrente por donde pasa el corredor que comunica con ésta, si, te digo que junto a las llaves, del lado izquierdo del reloj de pulso dorado que sólo usas los sábados en la noche cuando sales conmigo y los amigos, y deseas presumir; ¿no están ahí? sobre el tocador de madera con espejo de media luna que empieza a rajarse por el borde superior derecho,  desde aquella discusión que tuvimos y me arrojaste el desarmador plano bicolor, que pude esquivar a tiempo y por ello hasta el barniz oscuro ya se maltrató.
Bueno, si no están donde te digo, busca en la tercer gaveta de arriba abajo del ropero de 1.20 cm. de altura con puertas corredizas que mandé hacer para nuestro aniversario,  porque te quejabas que tu ropa se maltrataba y tenías que volver a plancharla, con aquella plancha vieja que nos regalaron hace cinco años, el 30 de marzo de 1994, el día que nos casamos y entre tus invitados estaba  aquel primo borracho que golpeó al mesero porque ya no le quiso servir más licor; deben estar ahí, en la gaveta que te digo, entre tus cajetillas de cigarro que guardas, o más bien escondes de mí, para que no termine tirándolas por el excusado y éste no vuelva a taparse, busca bien, entre las cajetillas que te digo y esa ropa interior color marrón claro que tanto odio, porque supe que esa llevabas puesta cuando me fuiste infiel con el vecino haces dos meses y medio.
No han de estar aquí, en la recamara que hiciste remodelar completa porque te diste cuanta que era  idéntica a la de aquella ex novia, amiga tuya que hace tanto tiempo nos presentó; mejor busca en el lavabo azul, donde siempre dejas las alhajas de fantasía, que te quitas antes de entrar al baño, que hace juego con el color del lavabo y que sólo lavas una vez al mes.
No creo que debas buscar en la cocina, a la que entras furtivamente en las madrugadas cuando crees que duermo profundamente  para que no me entere que comes más de lo que aparentas y que luego vomitas, desde aquella fiesta en la que me emborraché y dije que en ocasiones tu ligero sobrepeso me daba náuseas, y por ello ahora sólo consumes alimentos dietéticos a la vista de los demás; no, no acostumbras dejar ese tipo de cosas ahí. Mejor busca en la mesita de centro de la estancia, donde sueles dejar los libros de cocina fácil y de feng shui para el amor que acostumbras leer sentada en el sillón tapizado de terciopelo rosa, donde en ocasiones recibes llamadas y contestas – si te preguntan lo que estás haciendo – que lees cuanto puedes para tratar de que vivamos en paz, porque a pesar de todo me quieres, y mientras tú hablas por teléfono, yo finjo no escucharte detrás de las cortinas rosa a juego con el color del juego de sala. ¡Vaya! Veo que por fin encontraste los anillos para reafirmar nuestros votos matrimoniales, de bodas de cristal, anda vístete, que se hace tarde y en la iglesia nos esperan.

domingo, 19 de septiembre de 2010

Novela que nadie escribió


Tu beso subterráneo,
Novela que nadie escribió.

Me enamoré de tu sexo
Deposité en tu sombra mi ausencia neón.

Encerraste mi pasión en un haikú.
Pude despedirte
Pero me quedé contigo y...
Decidí alojarte en un sueño azul.

Luz desterrada del amanecer
Fui un arranque lírico nocturno,
Una mala nota
Que escapó de la lira de Pan.

Campanas de viento en el Valhala
Te condujeron a mi cielo, Cielo mío,
Sólo para precipitarte en el abismo
De mi ausencia.

F
  F
   F
     F
       F
         F
           F
             F
               F
                 F
Caes
M    E    T    E    Ó    R    I    C    O***********************************
De mis pupilas mares.

No hay rima ni métrica
Ni melódica razón
En esta caótica hoguera
Papel en que vuelco el corazón.

Quise ser la nota centro
Del estribillo de tu canción
Insensata de mí…

Destello de luna,
Polvo de plata que sacudiste
De tu sombrero.

Escribí con tinta éter mi nombre
Sobre una estrella de mar
Asciende a mi cielo, mi Cielo
Quédate opaca luz
En el último rincón de mi inconsciente.

Entre palabras líquidas,
Sonidos luminosos,
Emerge tu nombre.

Arquetípico final
Sellado lacre en el siglo XVI
Sobre mi destiempo
Que nunca empezó.

Escucha mi mañana gris,
La risa del triste Orfeo
Imagina un guiño de Cancerbero.

Tic-tac
Sueña el reloj
Que puede despertar.

Pincelada púrpura
En mi océano tempestuoso
Difumina tu tacto neurótico.