Casi todo es igual.
Cada mañana. Clara, traslucida, con
un dejo de Ayer.
Caminan historias. Transcurren, se
escurren; entre unos y otros. Todas ellas parecen reconocerse de otro lugar, de
otro momento. Hay familiaridad.
Cadencias
sensitivas. Rítmicos colores volatilizan el ambiente. ¿Estará este lugar
decorado de ilusiones?
Calidez humana. Simpatía, quizás
empatía.
Tenues sonrisas de Aurora, filtradas
por los cristales, prefieren quedarse adentro y se contentan con ver de soslayo
esa realidad perturbada que acaban de abandonar. La civilización es un mal contagioso. Adentro se pueden resguardar.
Si. Es preferible estacionarse en
esa realidad ajena, trastocada por una temporalidad perenne. Aquí todo huele a Antes. ¿Antes de qué? Antes de la
soledad. Antes de la lejanía. Antes del olvido. Antaño.