Y
esa noche, antes de acostarse, esa joven que hacía tiempo ya no vivía en casa,
le llamó por teléfono a su madre y le dijo:
-Mami,
extraño cuando era niña y me acostabas.
Me mandabas a lavarme los dientes
mientras tú arreglabas mi cama y esperabas por mí para ponerme la pijama, luego
de meterme en la cama acomodabas las sábanas sobre mí y, finalmente, antes de
irte besabas mi frente. Ahora duermo tarde, cansada con ropa.
La muchacha suspiró y esperó a
escuchar la contestación de su madre, que respondió:
-Pero hija, cuando eras pequeña tú
siempre te ibas sola a la cama…